Grease, el CineAtro… y tú.

«Verano de 1959. Sandy (Olivia Newton John) y Danny (John Travolta) han pasado un romántico y maravilloso verano juntos, pero, cuando las vacaciones se acaban, sus caminos se separan. Inesperadamente, vuelven a verse en el instituto Rydell, pero la actitud de Danny ya no es la misma: ya no es el chico encantador y atento que encandiló a Sandy; ahora es engreído e insensible»…

Si buscamos la sinopsis de la película, «Grease«, en internet, podremos leer esas líneas. Pero es cierto que, los pocos afortunados que al igual que yo, pudieron disfrutar del espectáculo del sábado pasado, coincidirán conmigo en que la magia que se respiró desde el patio de butacas y la energía que los actores desprendían con sus movimientos eran imposibles de describir con palabras…

GREASE

Quedaban sólo unos días para el estreno, La Escuela de Artes Escénicas «La Seducción», a la cual pertenece mi hermana, participaba un año más en el Festival Internacional de Cine Clásico de Granada – Retroback, en esta ocasión con el espectáculo “Grease, el CineAtro” y mi pequeña gran artista llevaba tiempo emocionada, dedicada en cuerpo y alma a los ensayos, que compaginaba con su trabajo, y que poco tiempo le dejaban para disfrutar de mi compañía…Andaba de un lado para otro cantando las canciones de la peli, bailando «cachitos» sueltos al tiempo que decía «uy, no, que no quiero desvelar nada…», pero era superior a ella, derrochaba alegría y quería compartir ese estado de felicidad con sus seres queridos, por lo que la mayoría de conversaciones iban a parar a lo mismo… «las ganas que tenía de que llegase el gran día». Y por supuesto, nosotros también. Nos lo había pintado tan bien… y las espectativas iban aumentando por momentos. Contábamos las horas que quedaban para tararear a coro el conocido por todos «You’re the one that I want» y bailar la famosa coreografía (que no dejaba de hacer, mientras repetía, «bueno, ya os lo enseñarán allí»)

A tan sólo unas horas del sábado noche, llegaba el momento de ir preparando los «props» (pajaritas de origami, cigarrillos, pañuelos, trapos, bolas de papel, apuntes, globos, silbatos o matasuegras, céntimos…). Y es que mi hermana ya nos había avisado de que ésta no era una obra usual, que el público no sólo participaba sino que era parte esencial de la representación. Incluso nos pidió que descargásemos y leyésemos un «Guión de la Participación de la Audiencia«, que es algo así como un protocolo de actuación en este tipo de eventos, en el que te indican los objetos que tienes que lanzar, las frases que debes gritar y por supuesto se te anima a disfrazarte. Si tenéis curiosidad por echarle un vistazo podéis verlo aquí.

Llegó el gran día, y mi hermana se marchó temprano al sitio donde más horas había pasado en los últimos días (después de la cama, o no… no está del todo claro…) Y allá que nos fuimos a dar un paseo por la preciosa ciudad, aprovechando que era el Día de Andalucía, y por supuesto a buscar el famoso lazo rojo que no fuimos capaces de encontrar y unos leggins tipo cuero que sin buscar aparecieron. Rocío, descansar un ratito para comer con nosotros y enseguida se tuvo que ir porque «era de las primeras a las que peinaban»…2

Y nosotros, por nuestra parte, pasamos la tarde entre tupés que no se quedaban, rizos que no se marcaban, nervios y maquillajes improvisados. (Después de todo, éramos los famliares de la artista y como buenos «papa pantojos» no podíamos ni queríamos desentonar) Finalmente quedamos así de bonicos.

Con nuestras bolsas llenas de objetos, nuestras chupas de cuero, nuestras pajaritas, nuestros labios pintados de rojo y con unas ganas enormes de divertirnos, bailar y pasar un rato inolvidable, nos pusimos en marcha.

Alli estábamos, Cinema 2000, C. C. Neptuno. El recibimiento no nos dejó indiferentes. Los chicos nos esperaban, ya metidos en el papel, indicándonos cual sería nuestro sitio y preguntándonos si ya teníamos pareja para el concurso de baile. Mi niña, para mi, la más guapa, sin duda. Y no sólo por la falda o el peinado (sin duda un trabajo magnifico por parte de Distribuciones Duende), sino porque los ojos le brillaban tanto que hubiese podido iluminar la ciudad entera de un parpadeo.

Allí estábamos, expectantes, ilusionados y preparados para lanzar cosas, bailar, gritar lo que hiciese falta, reirnos y dispuestos a aplaudir hasta que nos doliesen las manos.

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Fue maravilloso. Un elenco excepcional. Un trabajo cuidado. Unas coreografías medidas al milímetro, unos gestos más que estudiados y una capacidad de transmitir magistral. La única pena es que, como todo lo bueno, se esfuma entre los dedos, cual pitillo en la boca de un «Travolta» que, dicho sea de paso, estuvo estupendo. Y «Sandy», que tanto en el papel de niña buena, como en el de malota, deslumbró.

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Merece también una mención especial por mi parte «Kenickie», porque estuvo impecable, por lo mucho que me transmitió y porque me lo creí desde el minuto en el que salió a escena. Aunque he de reconocer que todos, tanto protagonistas, como personajes secundarios, y todos aquellos que permanecieron en la sombra (y que sin ellos no hubiese sido posible disfrutar de un espectáculo así), merecen mi más sincera admiración.

Hubo momentos de risa, y momentos de mucha risa (con ese bollo y esa salchicha, con esas barandillas humanas, o esos asientos que eran rodillas…) y la canción Hopelessly devoted to you, ya no volverá a ser esa canción romanticona y sosa gracias a vosotros.

Gracias, de verdad, a todos desde dirección hasta el que nos decía cuando dar las palmadas o cuando gritar «¡¡hostieja!!», por compartir eso que lleváis dentro y hacer que disfrutemos con vosotros.

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Y por supuesto, mi dulce niña buena a la que no podía dejar de mirar (y admirar), a la que adoro dentro y fuera de escena y que me dibujó una sonrisa desde que apareció, oculta en una tela negra, llevando una ovejita. Mostró lo mejor de si, disfrutó y nos hizo disfrutar. Bailó y nos hizo bailar. Hizo la cucharita y nos hizo carcajear. Saltó, gritó, cantó, lo dio todo y no se guardó nada. Se entregó al espectáculo y al público y no puedo sino sentirme la hermana más orgullosa del mundo…

Desde aquí, mi más sincera enhorabuena, sois un equipo fantástico y ojalá que esto no quede aquí.

¡Hasta la próxima!

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«Grease is the word»