El discurso de Sofía

Se preguntaba si sería demasiado tarde…

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A veces Sofía tenía la certeza de que realmente lo era….pero había instantes en los que sentía y tenía muy claro que no. Y entonces eran inevitables sus ganas de aferrarse a ello con todas sus fuerzas… las mismas con las que abrazas a alguien que quieres justo antes de despedirte, mientras piensas “voy a llevarme su olor, su tacto, su energía…” como si así el adiós fuese más liviano, y nada más lejos de la realidad…

Sofía odiaba las despedidas, y eso que últimamente parece que no hacía otra cosa que despedirse de personas, de cosas, de momentos o de sentimientos…

Aquello le hizo reflexionar, y pensar que quizás todas estas despedidas le estaban ayudando y acercando a nuevas personas, nuevas cosas, nuevos momentos y nuevos sentimientos.

Sabía que nadie iba decidir por ella, pero ahora más que nunca, necesitaba el apoyo y la ayuda de quienes la querían. Estaba a punto de tomar una decisión difícil para ella, y sabía que no iba a agradar a todo el mundo, pero tenía que pensar en su felicidad.descarga

Ese día, se levantó con la fuerza necesaria para decírselo, quería empezar por esa persona, porque sin duda era a la que más dificil le iba a resultar confesárselo…A fin de cuentas estaba convencida de que los demás terminarían comprendiéndola y brindándole su apoyo incondicional, como hasta ese momento habían hecho.
Entró a la habitación, inhaló y exhaló para sosegar los nervios que intentaban adueñarse de ella, y con seguridad y firmeza, pronunció en voz alta su discurso frente al espejo.