Era ya tan delicada como una rosa…
Era ya tan frágil como un cristal…
Era ya tan vulnerable, tan tierna…
Parecía una flor de almendro…
Cuando trataba de imaginar cómo sería vivir con tu ausencia o intentaba mentalizarme para ello, tal vez aferrándome a la idea de que era “ley de vida”, no me parecía algo tan doloroso. Veía tu muerte como algo natural, algo que tarde o temprano te alcanzaría y con lo que no tendríamos más remedio que batallar, pero algo muy lejano y remoto… Supongo que en el fondo pensaba que estarías ahí siempre, que eras un ser inmortal y que podrías con todo y con todos…hasta ahora lo habías demostrado.
Sin embargo, tus piernas ya no podían seguir el ritmo que te estaba marcando la carrera de fondo que era tu vida. Todos te acompañábamos en la que sería tu última etapa, cada uno de nosotros te animábamos, a nuestra forma, pero sólo tú sabías los metros que te quedaban para cruzar la línea de meta.
La vela se iba apagando, con cada exhalación, ya cada vez más agitada y entrecortada, tu luz se hacía más tenue y más suave…
Tus manos, esas que me acariciaban con dulzura, esas que me cogían con fuerza, ya sólo eran capaces de dejarse acariciar y de dejarse coger… Tu piel, era ahora tan fina y tan sensible, que hasta daba miedo lastimarla…
Ya ni te movías, ya apenas abrías los ojos, pero yo confiaba en que lo seguirías haciendo… Y hablábamos, a nuestra forma, yo con palabras que mostraban seguridad aunque estaban llenas de dudas, y tú con tus ojos alentadores y esperanzadores. De alguna forma nos comunicábamos y te decía que te fueses… pero al mismo tiempo te seguía cogiendo con fuerza, con todo el ímpetu que me permitían tus tiernas y delicadas manos…
Fuiste capaz de resistir tanto… tenías tanta, tantísima fuerza… Hiciste que me despidiese de ti 5 días, en infinidad de momentos, de mil formas porque ninguna me parecía la adecuada… y es que no la hay… no existe ninguna forma apropiada para decirle adiós a una persona que quieres… y al final, sin saber que sería el final, no me despedí de ti… la últimas palabras que te dije fueron: “Hasta mañana, que pases buena noche. Que descanses”, te di un beso, te acaricié el pelo y me fui…
Y por fin, la reina de todas las mariposas del alba, mecida por la brisa fresca de la mañana, voló, libre, presumidilla y coqueta… para ir por fin a posarse sobre su rojo clavel…
Esa canción será siempre especial para mí. Nunca olvidaré ese momento. Siempre recordaré esos ojos abiertos y esa mirada profunda y serena…Se me eriza la piel al recordarlo y al recordarte, abueli…Te quiero…
https://www.youtube.com/watch?v=BpZyDMl32EA
«Hasta mañana, que pases buena noche. Que descanses.”